¿Cómo impacta tu salud mental el regreso obligatorio a la oficina?

A principios de este año, muchas personas recibieron notificaciones de que debían reintegrarse físicamente a sus oficinas o lugares de trabajo.

A principios de este año, muchas personas recibieron notificaciones de que debían reintegrarse físicamente a sus oficinas o lugares de trabajo. Esto ocurre luego de que, en 2020, muchas empresas y entidades flexibilizaron sus políticas para permitir el trabajo remoto —parcial o totalmente— como respuesta a la pandemia de COVID-19.

El regreso obligatorio a la oficina puede tener un impacto significativo en la salud mental de algunas personas, dependiendo de varios factores individuales y organizacionales. A continuación, te explico algunos de los principales efectos de este cambio:

Impactos en la salud mental

  • Aumento de ansiedad y estrés: El trabajo remoto ofrecía mayor autonomía sobre el tiempo y el entorno laboral, lo que permitía al empleado tener más control sobre su día a día. Al eliminar esta libertad, muchas personas pueden sentirse agobiadas y preocupadas por no cumplir con sus tareas, lo que genera frustración, angustia o desmotivación.
  • Disminución del bienestar emocional: Muchas personas valoraban el balance entre vida laboral y personal que ofrecía el trabajo remoto, ya que les permitía dedicar más tiempo a su salud, ejercicio, preparación de comidas, lectura y convivencia familiar o social.
  • Sentimientos de pérdida de autonomía: Aunque está demostrado que el trabajo híbrido puede aumentar la productividad, muchos empleados percibieron el retorno obligatorio como una señal de desconfianza por parte de sus empleadores.
  • Problemas de salud física que afectan la salud mental: El tiempo de traslado diario reduce el tiempo disponible para descansar, ejercitarse o realizar actividades recreativas, además de aumentar el sedentarismo. Esto puede afectar tanto la salud física como la productividad general.
  • Gastos económicos adicionales: Al volver a la oficina, surgen gastos como peajes, gasolina, mantenimiento del vehículo, millaje, alimentación fuera del hogar y vestimenta, que antes no representaban una preocupación diaria.

Factores que influyen en el impacto

  • Características de personalidad (introversión/extroversión): Algunas personas se energizan con la interacción social, mientras que otras pueden sentirse drenadas o agobiadas por las expectativas sociales diarias.
  • Ambiente en la oficina: Espacios ruidosos, mal iluminados o poco saludables pueden dificultar la concentración y afectar el bienestar general.
  • Tipo de liderazgo: La manera en que los líderes manejan el regreso influye mucho: un liderazgo empático puede hacer la transición más llevadera, mientras que uno autoritario puede exacerbar el estrés.
  • Nivel de flexibilidad ofrecida: La posibilidad de negociar horarios o trabajar algunos días desde casa mejora la productividad y el bienestar emocional de los empleados.
  • Acceso a programas de salud mental: Empresas que ofrecen Programas de Asistencia al Empleado (PAE), talleres de bienestar o servicios psicológicos proporcionan un importante respaldo para sus trabajadores.

Tips para lidiar con la transición de remoto a presencial

  • Rediseña tus rutinas diarias: Crea pequeños rituales de transición, como escuchar música en el trayecto al trabajo o hacer una pausa consciente al llegar a casa. Prepara tu ropa, materiales y comida la noche anterior para minimizar el estrés matutino.
  • Cuida tu cuerpo para proteger tu mente: Incorpora micropausas durante la jornada: levántate, estírate, camina y respira profundamente. El movimiento y la desconexión breve mejoran el enfoque.
  • Establece límites saludables: Sé claro con tu jefe sobre tus horarios disponibles y tus necesidades personales. Aprender a decir “no” cuando sea necesario es una forma de autocuidado.
  • Maneja el estrés de la transición: Valida tus emociones. Si sientes que la ansiedad o el estrés se vuelven difíciles de manejar, considera consultar a un psicológo/a o psiquiatra.

El regreso obligatorio a la oficina no es solo un cambio de rutina: es una transformación profunda que toca nuestra salud mental, nuestras relaciones y nuestro bienestar general. Sentir ansiedad, estrés o frustración es una respuesta normal ante un cambio que muchas veces no elegimos.

Lo importante es reconocer lo que sentimos, hablar de ello y aplicar estrategias que nos ayuden a adaptarnos sin descuidarnos. Respira, organiza tus días, cuida tu cuerpo y apóyate en tu red. La clave no está en resistir el cambio, sino en encontrar nuevas formas de cuidarte dentro de él.

Recuerda: tu bienestar no es negociable. Honra tus límites, adapta lo que puedas y date permiso para hacer de esta transición algo más amable.

Nota: este artículo no representa una relación médico paciente, de tener una emergencia psiquiátrica o emocional, llame al 9-1-1 o 9-8-8 o visita la sala de emergencias más cercana.

 

Wilnelya Morales Rosado, MD

Médico Psiquiatra