El silencio detrás del pecho
Para muchas mujeres, la idea de lactar viene cargada de expectativas, ideales y presiones sociales. Se nos habla del “instinto materno”, de la “conexión natural” y de lo “mejor para el bebé”. Pero, ¿qué pasa cuando esa experiencia no es posible? ¿Qué siente una madre cuando su cuerpo no responde como esperaba? Esta experiencia, muchas veces vivida en silencio, puede generar angustia, ansiedad, tristeza e incluso culpa. Hoy quiero abrir un espacio de validación y comprensión debido a las muchas madres que vienen a nuestro consultorio buscando ayuda debido a los síntomas emocionales que interfieren con la calidad de vida y ejecutoria socio-ocupacional de las madres respecto a este asunto.
Efectos emocionales
Cuando la lactancia se ve interrumpida o no puede establecerse, algunas madres pueden experimentar:
- Ansiedad anticipatoria (“¿Y si no produzco suficiente leche?”).
- Sentimientos de fracaso o inutilidad (“No soy la mejor madre, no sirvo, le he fallado a mi bebe”).
- Tristeza profunda, especialmente si se idealizó la experiencia.
- Sensación de desconexión del bebé.
- Aislamiento, al evitar compartir la dificultad con otras madres o familiares.
En contextos más intensos, incluso puede agravar cuadros de depresión y ansiedad posparto.
Factores que contribuyen a esta vivencia emocional
- Presión social y cultural: Muchas mujeres sienten que no cumplir con la lactancia es “fallar como madre”.
- Falta de información o apoyo profesional: A veces el acompañamiento es deficiente o insensible.
- Cambios hormonales naturales del postparto, que ya predisponen a una vulnerabilidad emocional.
- Idealización en redes sociales o campañas de salud, que omiten las dificultades reales.
Recursos y estrategias para sanar y resignificar
- Validar tus emociones: Sentirte triste o frustrada no te hace mala madre, te hace humana.
- Buscar apoyo psicológico o psiquiátrico, especialmente si hay síntomas de ansiedad o depresión.
- Explorar otras formas de vínculo con el bebé: contacto piel con piel, mirada, voz, ternura.
- Tomar decisiones informadas: La fórmula no es enemiga, es una herramienta cuando se necesita.
- Crear comunidad: Hablar con otras madres que han vivido algo similar puede ser profundamente liberador.
- Busca ayuda de un especialista en lactancia: los profesionales en lactancia te pueden ayudar y orientar.
La maternidad no se mide en onzas
La lactancia puede ser una experiencia hermosa y científicamente es de gran beneficio al bebé, pero no es la única vía para amar, nutrir y conectar. Si no puedes y ya has tratado todo, no está mal que no puedas lactar. Mamá, tu salud mental es prioridad. Una madre tranquila, apoyada y respetada emocionalmente es más valiosa para un bebé que cualquier parámetro rígido sobre alimentación. Tu valor como madre no se mide en la cantidad de leche producida, sino en la calidad del amor, cuidado y entrega que ofreces día a día. Si estás atravesando esta experiencia, no estás sola. Y está bien pedir ayuda. Comúnicate con un psicólogo/a o psiquiatra de inmediato.
Nota: este artículo no representa una relación médico paciente, de tener una emergencia psiquiátrica o emocional, llame al 9-1-1 o 9-8-8 o visita la sala de emergencias más cercana.
Wilnelya Morales Rosado, MD
Médico Psiquiatra